¿Quieres saber quién fue San Valentín? Día de los enamorados.
San Valentín ilustración digital que me inspiró para este día.
¿Tú eres partidario de celebrar el día de los enamorados?
Valentín fue un sacerdote de Roma que se la jugaba todos los días en aras del amor.
Por lo visto, al emperador Claudio II le pareció una idea estupenda que los soldados no tuvieran hijos, supongo que para que no se pudieran pedir la baja por paternidad y le dejaran colgado en medio de una conquista.
Como era un emperador tan listo e ilustrado, dedujo que para no tener descendencia con prohibir el matrimonio era más que suficiente. Aquí llega la labor del sacerdote del amor, Valentín, al que le pareció tremendamente injusto que los soldados se tuviesen que quedar solteros. Realizaba sus bodas de manera clandestina y a Claudio II no le gustó.
Decidió enviarlo a Roma y meterlo en la cárcel. Parece ser que incluso hasta allí acudían los enamorados a que les casara el famoso sacerdote. Finalmente el emperador que ya terminó harto de tanto trajín, decidió que le dieran unos buenos golpes y después decapitarlo un 14 de febrero, o así cuenta la leyenda.
Esta fiesta se celebraba cada año en la Iglesia, hasta 1960 que se decidió eliminar del calendario eclesiástico porque tal vez tenía demasiado carácter de leyenda y no era cosa seria entrar en esos temas.
Los demás o una gran mayoría de la humanidad, deciden que es un día estupendo para demostrar a su pareja su amor. Ya de paso se mueve la economía y se intercambian regalos y tarjetas. Somos muy de celebrar, lo sabemos.
Esta lámina es la que me ha apetecido dibujar a mí, pues en una cantidad importante de culturas la diosa del amor era siempre una mujer: Afrodita, Venus, Freyja, Frigg, Parvati, Radha, Alalahe…
El día de los enamorados también es un día importante para que te enamores de ti. Para que te quieras y aceptes. Y, por qué no, para hacerte un regalo a ti misma que te lo mereces.
Además, el sacerdote más maravilloso que yo he conocido jamás (P. Vicente Elío), no paraba de decirme que había que amar al prójimo como a uno mismo; y que el prójimo, que venía de próximo, no era ni más ni menos que yo en primera persona. Con lo cual amarse es el acto más bondadoso que puedes hacer.